Por Aurora Rodriguez
Por mucho tiempo, la gran plaza pública cubana de medios ha sido ocupada principalmente por las fuentes estatales, que han centralizado voces diversas en coherencia con los preceptos y códigos ideológicos promovidos en el proyecto social del `59 con énfasis en mensajes políticos, informativos y educativos. Sin embargo, Cuba no está exenta de las transformaciones sustanciales que se han experimentado globalmente en el orden de las comunicaciones en los últimos años. Es por ello que el caso cubano resulta extremadamente interesante si de usos, alternativas y acceso a Internet se trata. ¿Qué es el paquete semanal? ¿Cuáles han sido las condicionantes que han generado su aparición? ¿Es un fenómeno exclusivamente cubano? ¿Podrá el paquete semanal sobrevivir la entrada de Internet a Cuba? A estas y otras interrogantes dará respuesta el presente artículo.
El punto de partida: ¿cuál fue el origen del paquete semanal?
Se dice que los cubanos son una especie humana muy particular. Y es que su particularidad comienza en esa naturaleza creativa que los caracteriza, como respuesta instintiva a la precariedad. La historia de este país de los últimos 60 años se ha visto fuertemente marcada por una escasez material que ha potenciado entre otras cosas, el valor espiritual de los nacidos en la isla y su permanente inventiva.
No se sabe realmente si el paquete semanal es un producto auténticamente cubano. Seguramente en diversas zonas con difícil acceso a la Red de Redes se podrán detectar soluciones similares. Pero de lo que si se está convencido es que el alcance y la magnitud que tenido en todo el país, es algo que lo convierte en un fenómeno único. Para entender los por qué, se hace necesario conocer un poco de la historia, condicionantes y detonantes que distinguen esta realidad infocomunicativa.
Descifrar las particularidades del acceso a Internet, nos obliga remitirnos a circunstancias inherentes al contexto cubano: bloqueo económico de los Estados Unidos, crisis sistémica de los años ´90 -con fisuras aún latentes en la economía-, economía limitada con deficiencias en la producción nacional, una dependencia a la importación de productos de cualquier índole, centralización de los recursos, burocratismo, etc. provocan que el acceso a Internet esté fuertemente condicionado por coyunturas espacio-temporales, así como por voluntades políticas.
Desde la temprana fecha de 1962, Estados Unidos ha prohibido el acceso al país de hardware y software de procedencia estadounidense. Situación que genera un encarecimiento de los dispositivos al tener que comprarlos por medio de otros proveedores. En el “Informe de Cuba contra el bloqueo” se valoraron las pérdidas causadas sólo en el período de abril 2018 a marzo 2019 de 4.343 billones de dólares. De modo que es innegable el impacto que este factor puede generar en la economía general y en especial en el renglón de las comunicaciones.
Se produce como respuesta desde Cuba una especie de “sobredimensión de la percepción de riesgo de Internet”. De modo que a inicios, existió un recelo desde la alta dirección por dar pasos decisivos en la implementación de políticas de libre acceso a la red. A esta condicionante se le suma que la entrada en Cuba de las nuevas tecnologías coincidió con la profunda crisis económica de la década de 1990.
Coordenadas para una definición: ¿Qué es el paquete semanal?
En Cuba, según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, sólo 257 personas de cada mil habitantes tienen acceso a Internet. Si bien, la conectividad en Cuba ha progresado a raíz de las más recientes prestaciones ofertadas por la compañía de telecomunicaciones cubana ETECSA, con la conexión a través de redes móviles, correo móvil, wifi en distintos puntos del país, etc., la cifra de ciudadanos que acceden a Internet y a redes sociales hoy en Cuba es todavía limitada. Como también son restringidos los sitios de accesos posibles desde un “estrecho” de banda.
A la luz de estas dificultades, ha florecido de soslayo, una alternativa que figura las primitivas vías de comunicación en las que el hombre, sin depender de la tecnología, se comunicaba de forma directa, cara a cara. Es así que semanalmente se movilizan a lo largo y ancho del país, hombres y mujeres con el fin de “copiar” o distribuir al menos 1 terabyte de información compuesta por videos (Filmes HD, Filmes Cubanos, Filmes Clásicos, Videos Youtube…), música (Música Nacional, Música Internacional), programas de participación, literatura (Revistas, Libros…), clasificados de compra y venta, etc.
“El paquete semanal es el resultado de la capacidad inventiva del cubano ante las limitaciones de acceso a internet, la ausencia de televisión por cable y de otras opciones que existen a nivel internacional para la difusión de mensajes culturales”, asegura el ex Ministro de Cultura y actual Presidente de la Casa de las Américas, Abel Prieto.
El paquete resulta ser la solución semi-artesanal, momentánea y relativamente económica, ante la ausencia de una plataforma masiva que conecte a los cubanos con la información generada diariamente en la web. Una excepción en una globalidad distinguida por la conectividad, cuya esencia consiste precisamente en el intercambio de información.
Información que se compra por un precio de 2 CUC (peso convertible cubano) y se recibe todas las semanas hasta la puerta de la casa. Un home delivery del cual los usuarios escogen y copian en su ordenador lo que consideren interesante. Las amas de casa copian sus novelas, los niños juegos de consola y los aficionados al cine logran acumular cientos de gigas de sus películas favoritas.
Aunque pocos conocen su origen real, el paquete se ha convertido en un repositorio multimedial, que cada usuario logra “costumizar” de acuerdo a gustos, intereses y preferencias, a manera de comunicación a la carta, o internet “empaquetado”.
En términos mercantiles, a través de “el Paquete” se han visto favorecidos muchos negocios nacionales, debido a la utilización de este espacio, como trampolín divulgador de mensajes promocionales. En este sentido, “el Paquete” ha permitido establecer un puente de comunicación no institucional y emergente entre todos los cubanos.
En su interior residen además una suerte de “contendedores” digitales para anunciantes como “Revolico”, “Porlalibre”, “Popularisimo”, etc. en los que se ofertan una amplia gama de productos y servicios para casi todos los gustos, intereses y preferencias. De modo que esta herramienta impacta ostensiblemente en el florecimiento de una especulación interna “subterránea” a los canales oficiales de comercialización.
Y es que “el Paquete” no es un ente casuístico. Detrás de cada terabyte de información que circula, existe un grupo de hombres o mujeres, creadores y gestores que son movidos por intereses y objetivos, hasta la fecha desconocidos, debido a la conveniente nebulosa que encierra su dinámica de funcionamiento interno.
Tampoco existe información precisa sobre cuántos paquetes son distribuidos semanalmente a lo largo y ancho de todo el país. Se desconoce además quienes son sus distribuidores. Muchos se preguntan cuál será el mecanismo que utilizan para lograr descargar 1 TB de archivos con la lenta conexión que existe en Cuba. Algunos especulan que llega directamente de los Estados Unidos. Y es que como la mayoría de los productos que circulan de forma clandestina en cualquier parte del mundo, existen “vacíos” informativos y legales que son los que permiten que dichos mecanismos continúen y sus responsables no sean identificados.
Relacionado con la definición de sus contenidos, aunque el paquete responde a una dinámica de libre fluir de la información, si se pueden trazar criterios de autocontrol de la información, de modo que ningún proveedor incluye dentro de sus “carpetas” pornografía o materiales políticamente incorrectos para evitar ser censurados o descontinuados.
Asimismo, los estudiosos del paquete semanal han logrado construir la cadena de distribución que hace posible su circulación: partiendo de los proveedores quienes reproducen la información a las matrices, quienes copian directamente a los distribuidores de primera mano, a quienes luego a su vez copiarán a pequeños distribuidores, para que finalmente llegue a manos de los consumidores.
Ahora bien, ¿por qué esta fórmula de apariencia tan simple alcanza tal impacto?
Primeramente, se debe partir del escenario mediático cubano que, como ya se ha mencionado, se distingue por políticas, estructuras y agendas constreñidas al aparato estatal. En la que cabe destacar la poca presencia, hasta hace algunos años, de materiales de procedencia extranjera; sin desconocer con ello, la cultura de dramatizados y filmes foráneos, que si se ha acostumbrado a trasmitir por las vías formales.
Acompañando esta constricción en la distribución cultural, la parrilla de programación mediática nacional se vio también deprimida como reflejo de la desnutrición que experimentaban los presupuestos de la producción audiovisual en plena crisis. Y como resultado, el televidente cubano sólo tenía para su esparcimiento escasos canales de televisión con programa de muy baja calidad en su confección y en algunos casos en su dramaturgia. La audiencia cubana, necesitada de una alternativa que la transportase hacia entornos completamente ajenos a los problemas que diariamente debía enfrentar, comienza a rentar por horas las antiguas cintas de video VHS, los CDs, VCDs y DVDs que contenían novelas, películas y shows latinos grabados de la “antena” (trasmisiones ilegales que algunos cubanos tenían en sus casas por medio de aparatos receptores que tomaban la señal trasmitida desde los Estados Unidos de televisoras americanas). El paquete semanal es por tanto, una forma mutante de lo que otrora fuesen estas alternativas multimediales bien demandas por los cubanos de a pie.
Agregar además, la poca experiencia en términos de producción y consumo de publicidad, que por política nacional hasta hace unos pocos años había sido desestimada, incluso por la academia, al considerarse una materia apegada a la ideología capitalista y consumista, ajena al proyecto socialista en construcción. No obstante, a principios de los 90, como estrategia de país para sortear la crisis económica que devino el derrumbe del campo socialista, se comenzó con discreción a coquetear con la publicidad como herramienta poderosa para el desarrollo del turismo. Actualmente, a partir de la concurrencia de nuevas formas económicas luego del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, el país se encuentra en franco despertar de las comunicaciones promocionales.
Dicha publicidad es pagada y resulta una de las formas más lucrativas del “negocio” del paquete. A raíz de la apertura del gobierno a la creación de negocios privados, numerosos cuentapropistas cubanos pagan a los creadores del paquete por anunciarse y es así que a lo largo de la gran diversidad de subcarpetas que contiene el paquete, encontrará el usuario alusión directa a una oferta concreta, bien por su colocación a finales de cada material o con cintillos insertos en cada video. Se ha creado una especie de compañía de las comunicaciones a espaldas de la oficialidad, que en estos momentos domina el escenario publicitario cubano de forma incontrolada y con no pocos dividendos.
La garantía de éxito de “el Paquete” ha sido la posibilidad de ejercer una libertad de elección, sobre las condiciones que determinan el consumo: lugar, horario, programación, dispositivos de reproducción: móviles, ordenadores, tablets, etc., así como de los formatos: dramatizados, filmes, series, videos Youtube, entre otros.
Este medio alternativo representa además una vía mediante la cual los sujetos logran sentirse conectados con resto del mundo, para conocer temáticas de actualidad, ya sea tecnológica, musical, cinematográfica, seriada o fashionista, que le permitan ejercer un derecho elemental común a toda la humanidad: la necesidad de estar/mantenerse informado.
Y es que en efecto, la “realidad” que nos presenta “el Paquete” es muy diversa, pero también muy diferente a nuestra cotidianidad. Envíos internacionales, compras on-line, tiendas y productos para cualquier necesidad, tecnología de punta, etc. ¿Cómo no conmoverse ante “bondades” como estas, que le facilitan la existencia a muchas personas actualmente, más aún cuando muchos cubanos “subsistimos” ante disimiles carencias de tipo económica? Ante ellas, resultan increíbles las otras verdades… las de los desconectados, los sin acceso, los no personas…
El camino desandado: ¿cuál es el futuro del paquete?
¿Desaparecerá el paquete si se lograse extender el acceso a Internet en Cuba? Considerar que la muerte del paquete –si realmente fuera posible- se encuentra ligada exclusivamente al acceso liberado a la Red de Redes, es concebir a uno como el sustituto del otro, y esta es una consideración errada. De la misma forma que el paquete no pudo, ni ha podido sustituir a Internet, pensar en una suposición a la inversa, tampoco es posible.
Se habla pues de dos plataformas diferentes: Internet, medio interactivo por excelencia, que atraviesa la totalidad de las acciones de la vida cotidiana del hombre/mujer de nuestra época y desborda la función informacional que caracteriza al paquete semanal como mero repositorio y medio para el consumo multimedia. De modo que se debe hablar en vez de una sustitución de una convergencia, en la que conviven ambos medios en el basto ecosistema mediático cubano.
Al igual que el resto de las sociedades, Cuba necesita adaptarse a la convergencia sin precedentes en la experiencia socialista, que le permita avanzar en el modelo económico-social humanista en el cual se ha involucrado hace más de cinco décadas.
La gestión mediática en un escenario de convergencia supone la anuencia de procesos de hibridación y sinergia que posibiliten el acceso para la producción y consumo de contenidos en dispositivos cada vez más portátiles, interactivos y multimediales.
Continuarán quienes sigan consultando al paquete. Probablemente, en un futuro lejano o no, aparezcan otras plataformas que revolucionen las comunicaciones en todo el mundo y quizás ya no le nombremos igual, pero de seguro, existirán nuevas formas que continuarán con la larga tradición del cubano de inventar y así perseverar.
Referentes:
(Dis)Connectivity in Cuba: The Route of El Paquete
For a long time, the Cuban media landscape has been occupied, principally, by state-run sources. These sources have centralized diverse voices in accordance with the precepts and ideological codes promoted by the social project of ‘59, with an emphasis on messages that are political, informative, and educational. Nonetheless, Cuba is not exempt from the substantial transformations that have been globally experienced within the realm of communications in the past few years. It is for this reason that the case in Cuba has incredibly interesting results in terms of use, access and alternatives to the internet. What is el paquete (the paquete)? What have been the conditioning factors that generated its appearance? Is it an exclusively Cuban phenomenon? Will el paquete be able to survive the entrance of internet to Cuba? To these and other questions this essay will respond.
The point of departure: what was the origin of el paquete?
It is said that the Cubans are a very particular species of human beings. This particularity is characterized by a certain type of creative nature, that comes as an instinctual response to precarity. The history of this country in the last 60 years can be seen clearly marked by a material scarcity that has maximized, among other things, the spiritual value of those born on the island, and their continual inventiveness.
It is not really known whether el paquete is an authentically Cuban product. Surely, in diverse zones throughout the world with difficult access to the World Wide Web, one could find similar solutions. But one for sure is the reach and magnitude that el paquete has had throughout the whole country, and this is something that turns it into a unique phenomenon. To understand the reason for this, it is important to understand a bit of the history, conditions, and triggers that have distinguished this mass-communicative reality.
To decipher the particularities of access to the Internet, we are obliged to refer back to inherent circumstances of the Cuban context: the economic blockade by the United States, the systemic crisis of the 90’s (with fissures still present in the economy), an economy limited by deficiencies in national production, a dependence on importation of all kinds of products, centralizations of resources, bureaucracy, etc. These have meant that access to the internet is strongly conditioned on spatio-temporal junctions, as well as political wills.
Beginning in early 1962, the United States denied Cuba access to American hardware and software. This situation inflated the costs of devices due to the need to purchase them through third parties. According to the “Cuban report against the blockade,” these losses can be valued at $4.343 billion, and that is only in the period between April 2018 and March 2019. Therefore it is undeniable the impact that this factor has on the general economy, especially in the area of communications.
Cuba has responded to this through a type of “overemphasis of the perception of risk of the Internet”1. Such that, at the beginning there existed suspicion from high level leadership whether to take steps towards the implementation of free access to the Internet. Added to this was the fact that the emergence of these new technologies coincided with the profound economic crisis of the 1990’s.
Coordinates for a definition: what is the el paquete?
In Cuba, according to statistics from the Office of National Statistics and Information, only 257 people per 1,000 inhabitants has access to the Internet. While connectivity in Cuba has progressed based on the most recent plans offered by the Cuban telecommunications company ETECSA, with connections through mobile networks, email, and wifi in certain locations throughout the country, the number of citizens with access to the Internet and social networks today is still limited. Additionally, many sites are restricted or limited by a “small” bandwidth.
In light of all these difficulties, an obliquely formed alternative has flourished, utilizing primitive forms of communication through which people, without having to depend on technology, can communicate directly, face to face. It is such that every week, through the length and breadth of the country, men and women mobilize to “copy” or distribute no less than 1 terrabyte of information, composed of videos (HD films, Cuban films, classic films, Youtube Videos…), music (National music, international music), correspondence courses, literature (reviews, books…), classifieds for sale and purchase, and more.
“The weekly packet is the result of the inventive capacity of Cubans before the limitations to internet access, the absence of cable television and other options that exist at the international level for the diffusion of cultural content,” asserts the ex-Minister of Culture, and current President of the Casa de las Americas, Abel Preito.
El paquete winds up being a solution—semi-artisanal, momentary, and relatively economic—to the absence of a large scale platform that connects Cubans to the information that is generated daily on the Internet. It is an exception within a globality distinguished by connectivity, whose essence consists precisely in the exchange of information.
El paquete is information. Information that you buy for 2 CUC (about 2 USD) and receive every week at the doorstep of your house. A home delivery from which users select and copy whatever they think is interesting onto their computers. Housewives copy their soaps, kids copy video games, and film buffs wind up accumulating hundreds of gigabytes of their favorite films.
Although few know the real origin, el paquete has become a multimedia repository, that each user winds up “customizing” according to their likes, interests, and preferences, but in a format similar to a letter, or a “packaged” internet.
By means of “el paquete,” national businesses are able to benefit, thanks to the utilization of this space as a trampoline for spreading promotional materials. In this sense, el paquete has allowed the establishment of a non-institutional form of communication, emergent between all Cubans.
Inside, there is also a kind of digital “container” for advertisers such as “Revolico”, “Portalibre”, “Popularisimo”, etc. in which a wide range of products and services are offered for almost all tastes, interests and preferences. This tool ostensibly impacts the growth of an underground speculation that operates outside of the official channels of commerce.
And it’s not that el paquete is something disingenuous. Behind every terabyte of information that circulates, exists a group of men and women, creators and consumers, that are motivated by interests and goals to use el paquete, for who knows how long, owing to the nebulous and opaque nature of its internal functioning.
Neither does there exist precise information about how many packets are distributed weekly across the country. It is also unknown who are the distributors who import the content. Many people wonder, what might be the device that allows them to download over 1 terabyte of archives and information with the slow connections that exist in Cuba? Some speculate that the connection comes directly from the United States. And just like most products that circulate in a clandestine manner in any part of the world, there exists a legal and informational void that allows these mechanisms to continue, and their stewards to remain anonymous.
Related to the understanding of its content, although el paquete responds to a dynamic of free-flowing information, one can trace elements of self-control and censorship. For example, no provider includes in their “folders” pornography or politically incorrect material, in order to avoid being censured or discontinued.
Likewise, the remarkable people that manage el paquete have achieved the construction of a chain of distribution that allows its circulation: beginning with the providers that reproduce information for the networks, those who copy directly to the first hand distributors, to those who later copy the information to the smaller distributors, so that they can finally arrive in the hands of the consumer.
And now: How does such a simple formula create such an incredible impact?
Firstly, one should state that the media landscape in Cuba, which as has already been mentioned, is distinguished by politics, structures, and agendas that are constrained by the state apparatus. It is possible to emphasize the small presence, until some years ago, of foreign media; but without ignoring it, the culture of foreign films and dramas has slowly begun to be broadcast through formal channels.
Accompanying this constriction in cultural distribution, the broader national media programming is also viewed as lagging, and as a reflection of the clear crisis and lack of budget for audiovisual production. And as a result, Cuban television only broadcasts a few channels of very low quality programming in terms of production, and sometimes in terms of acting. The Cuban audience, in need of an alternative that would transport it to completely foreign environments, away from the daily problems it faced, began to rent (by the hour) old VHS, CDs, VCDs, and DVDs that contained soaps, movies, and latin shows picked up by “the antena” (illegal transmissions that some Cubans had in their houses through receivers that picked up transmissions from television stations in the United States). The weekly packet is therefore a mutant form of the multimedia alternatives that were once in high demand by Cubans.
In addition, there is little experience in terms of production and consumption of advertising, which by national policy until a few years ago had been dismissed, even by the academy, because it was considered a subject attached to capitalist and consumerist ideologies, outside the socialist project. However, in the early 90s, as a strategy to escape from the economic turmoil that came with the fall of socialism abroad, the state began to play with advertising as a way to begin developing tourism. In actuality, beginning with the concurrence of new economic forms of the 11th Congress of the Communist Party of Cuba, the country is having a great awakening to mass-marketing and advertising.
This publicity is paid for, and results as one of the most lucrative forms of “business” within el paquete. Beginning with the opening, by the government, of the creation of private businesses, numerous self-employed Cubans began to pay the creators of el paquete to include advertisements. Within the great diversity of sub-folders that exist within el paquete, one will find direct links to bargain offers, either through their addition at the end of films, or their insertion through banners within each video. This has created a special type of advertising company, with its back to official channels, which at this moment dominates the publicity landscape in a form that is uncontrollable and highly profitable.
The recipe for success of el paquete has been the possibility to exercise a freedom of choice upon the conditions that determine consumption: place, schedule, programming, and methods of reproduction: phone, computer, tablet, etc. As well as formats: dramas, films, series, Youtube videos and others.
This alternative media represents a mediated channel which allows is subjects to feel connected to the rest of the world, to know and understand current issues, whether they relate to technology, music, film, series or fashion, and which lets them exercise a fundamental human right: the necessity to stay informed. The reality that is presented through el paquete is very diverse, but also very different from our daily life. International messages, online shopping, stores and products for whatever need, cutting edge technology… How can one not be affected by these “benefits”, which enable the daily lives of many people? Especially when so many Cubans “subsist” with incredible economic inequities. In the context of the “benefits,” these other truths become incredible… those of the disconnected, without access, the non-persons.
The backwards path: what is the future of el paquete?
Will el paquete disappear if access to the internet is extended to all of Cuba? To consider that the death of el paquete—if it really is possible—would be encountered exclusively connected to free access to the World Wide Web, is to conceive of el paquete as simply a substitute for the internet, and this concept is wrong. In the same way that el paquete could never be eliminated, it is impossible to think of the inverse—of the Internet being fully substituted by el paquete.
We are talking about two different platforms: the Internet, interactive media par excellence, which covers the totality of actions within the daily lives of people in our era, would flood the informational function capacity of el paquete, which serves as a mere repository and means for multimedia consumption. We must speak instead of a convergence rather than a substitution, in which both platforms coexist in the vast Cuban media ecosystem.
In the same manner as other societies have done, Cuba needs to adapt to this convergence (without precedent in the socialist experience), that permits it to advance within the humanist socio-economic model that it has been participating in for more than five decades. The management of this media landscape within a framework of convergence requires the consent to processes of hybridization and synergy that allow access for the production and consumption of content in increasingly portable, interactive and multimedia devices.
El paquete will continue on by those who seek to consult it. Probably, in a future far away, other platforms will appear that will revolutionize communications across the world, and perhaps we won’t think of it equally anymore. But there will always exist new forms that will continue the long Cuban tradition of inventing and persevering.
Referentes:
Aurora Rodriguez tiene su master en Ciencias de la Comunicación. Experien- cia profesional como profesora e inves- tigadora en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, Cuba. Especialista en estudios de Comu- nicación Corporativa, Comunicación Hipermedia, Visibilidad, Posicionamiento y Analítica Web. Participación en eventos nacionales e internacionales en el campo de la comunicación y las ciencias socia- les: Lasa 2016, ICOM 2017, Coloquio de Estética y Arte 2018, entre otros. Aurora Rodrigues has her masters in Communi- cation Sciences. She has experience as a professors and researcher within the faculty of the University of Havana, Cuba. She specializes in Corporate Communi- cations, Hypermedia, Visibility, Position and Analytic Web. She has participated in events nationally and internationally in communications and social sciences: Lasa 2016, ICOM 2017, Coloquio de Esté- tica y Arte 2018, among others.
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